El Rector, anotaciones a una novela de la derrota.

El escritor laguense  José Miguel Becerra comparte su mirada sobre la novela de Roberto Castelán Rueda, ex Rector del CULagos que se presenta este miércoles a las 8:00 p.m. en Casa Universitaria.

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Por: José Miguel Becerra López

I

Al lector desprevenido. Uno de los juegos narrativos que utiliza Roberto Castelán Rueda en la novela El Rector, y que resulta indispensable retener a la hora de su lectura, es el uso del perspectivismo. Es decir, el narrador es la voz que cuenta el relato; la perspectiva, la manera en que esa voz enfoca su atención hacia cierto aspecto o personaje para hablar de ello.

Los cambios de narradores y de perspectivas en El Rector son innumerables e inadvertidos. En estos saltos, las voces y los registros se suceden sin previo aviso. A pesar de estas mudanzas y oscilaciones (que me parecen un hábil recurso narrativo por parte del autor), y de la celeridad con que se emplean, hay una finalidad que guía el uso de esta técnica: el bosquejo de una figura que personificará la derrota política y existencial.

II

La presencia de un narrador omnisciente, intercalado con otras voces narrativas provenientes de los personajes, pudiera confundir al lector; sin embargo, la principal tarea de este narrador es la de dibujar las condiciones y el panorama institucional en que se llevará a cabo la confrontación. Una vez precisados los límites del pancracio, saltan los actores a la lucha, con todas sus mañas por delante, con sus ambiciones y amagues, sus movimientos en falso, sus golpes (no dejan de ser humanos, demasiado humanos); claro, siempre en relación directa a los alardes y movimientos del rival.

En este escenario beligerante se perfila un entorno político autoritario, corrupto y corruptor, donde las instituciones educativas (contrariamente a lo que se cree) también llegan a ser promotoras de ambición, deformadoras de juventudes militantes en y desde principios abyectos. Ese mundo que representa el estercolero de los pequeños dioses.

Y aunque los conflictos se limitan al interior de la Universidad de Guadalajara, vincula a otras instituciones y dependencias, como el gobierno del estado (y la figura ebria del Gobernador de origen laguense), la iglesia católica (con un Cardenal solamente preocupado de los asuntos terrenos), y la Lotería (“para la asistencia pública”, instancia de fraudes y enriquecimientos ilícitos).

III

Los principales actores del relato son personajes antagónicos. Pero cada uno de ellos no representa la lucha maniquea del bien contra el mal. En todo caso, ambos son figuras públicas de un contexto degradado, actores dominados por sus pasiones y por la autocomplacencia que les otorga el poder.

El autor evita la identidad real de las personalidades en las cuales está basada esta historia y elige para nombrarlos la función pública o política que representan, desdibujando a la vez que ironizando su presencia en el relato. El Rector, el Líder, el Gobernador, el Cardenal, son personajes de una tragicomedia que fundan sus existencias desde el cargo que ejercen y de los privilegios desproporcionados que desprenden de su situación, de ahí las descabelladas reflexiones del Líder sobre sí mismo:

Como sabes, el ser humano siempre busca a un ser como él, pero con esas virtudes superiores capaces de vincularlo con la divinidad. Recuerda al Papa: un mortal con la suficiente virtud para interceder por los otros mortales ante su dios, virtud única en la Tierra. Por eso tú no te equivocaste. Nunca vayas a reconocer tu error. (p 86)

Y sin embargo, el cambio de fortuna vuelve al humano a lo que es: un simpe mortal.

Desde el primer corte narrativo, advertimos el conflicto del relato: el enfrentamiento entre el Líder y su delfín el Rector. Este conflicto irá ganado importancia en el argumento para convertirse, finalmente, en uno de los elementos primordiales del relato: el suspenso, que mantiene la atención del lector sobre el desenlace de los sucesos.

Resulta inquietante y reveladora la manera en que se mueven los hilos detrás de una de las instituciones educativas y públicas más prestigiosas del país, la Universidad de Guadalajara. Pero ello es un secreto a voces, parece recordarnos Castelán Rueda.

El Rector, Obra de Roberto Castelán.

Roberto Castelán Rueda, Autor del libro El Rector

A través de la mirada de los personajes, en su oportunidad logramos completar la figura despótica del Líder y del Rector, así como los métodos que utilizan para mantener las riendas del poder (formas execrables) hacia el interior de la institución y desde el exterior, en el anonimato (lo que recuerda épocas de infeliz memoria en nuestra historia nacional como las políticas paternalistas del Maximato o el salinismo, y otros periodos infames de gobiernos con poderes absolutos en Estados del país).

 IV

Hay temas en el texto que están sugeridos, pero que de manera subterránea palpitan a lo largo de la novela. Uno de ellos es el tema de lo temporal y de la condición perecedera de toda actividad humana.

Los hombres y sus actos no son eternos. El poder político despierta en el humano sus ansias de superioridad y de inmortalidad. Pero la condición destructora del tiempo desbarata todo intento de tratar de igualarse a la divinidad. Surge entonces en el relato una voz testigo que señala con su duda la imperfección del acto humano, representada por el Líder: “Si iba tan bien (el grupo político del Líder), ¿cómo se descompuso tan rápido, tan de repente? En el grupo había armonía […]” (p. 17) El ser humano se enfrenta a esta lucha con el tiempo, sin garantía de triunfo: el fracaso le antecede, es una parte constitutiva de su condición. El hombre inventa la manera de igualarse a los dioses, pero es una lucha perdida, una lucha que lo deja en el mismo sitio donde comenzó a levantar castillos en el aire.

V

Con esta novela Roberto Castelán Rueda muestra y pone a discusión una porción del escenario donde se debate la clase política local, reflejo exacto, en dimensiones limitadas, de esa otra instancia que tiene lugar a nivel nacional.

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Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad La Salle Bajío; candidata a maestría en Política y Gobierno por el Colegio de León; ha sido periodista en Radio UdeG y AM Lagos.